viernes, 19 de octubre de 2012

TRACY McGRADY. THE LAST BIG THING.



     A veces parece que, en la memoria del deporte sólo perduran las leyendas históricas de palmarés inexpugnable, que no dejan sitio para el recuerdo a los astros de reinado corto.

Antiguas figuras como las que se cruzaron en el no tan lejano All Star 2005, a las que lesiones mal curadas o una mente frágil, obligaron a bajarse demasiado pronto de la noria.

Y es que es increíble que todo un Gilbert Arenas, excelso clutch player aún con 33 años, esté esperando los descartes de pretemporada para ganarse los minutos en alguna franquicia con detector de metales en el vestuario.

O que Allen “The Answer” Iverson, estrella absoluta de la pasada década, ande por China de gira nostálgica, a la caza de algunos yuans. Algo que en breve hará el gran Tracy McGrady.

Este desgarbado alero de estilo plástico y anotación fácil, fue durante varias temporadas, el mayor espectáculo de la ciudad, hasta que lesiones, propias y ajenas, frenaron sus aspiraciones de avanzar en playoffs.   

Después, su basket IQ le dio para ejercer de playmaker por la asequible Costa Este, aunque ya con las zapatillas soldadas al parqué.


T-Mac entrará adormilado en el pabellón de Qingdao Eagles sin anillo y sin billete de vuelta a la NBA, pero dejando madrugadas imborrables en las que los partidos de los Magic eran un highlight constante o noches de furia como cuando asoló a los San Antonio Spurs anotando 13 puntos en 33 segundos.  

Argumentos que puede que no basten para que le inviten al Hall of Fame, pero suficientes para que aquí y en China, aquella frase del maestro Montes arrastre la misma admiración de siempre en la voz del buen aficionado que aún se pregunta..¿Por qué eres tan bueno, McGrady?

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